_03 ¿A QUIÉN LE TOCA VALORAR LOS RIESGOS? 

Si los países pobres -y buena parte de los países emergentes- acumulan unas cantidades ingentes de deuda externa que no saben cómo pagar, señal de que a lo largo del tiempo han obtenido demasiados préstamos. De entrada, parecería que el responsable de una deuda excesiva es sea siempre el país endeudado. Pero, en realidad, los acreedores que prestan el dinero -los bancos de los países ricos, sus gobiernos o las instituciones financieras internacionales- también son responsables. 

Entre los países que piden dinero y los que lo prestan hay una diferencia clave: los acreedores pueden valorar el riesgo de un préstamo con mucha más precisión que los deudores. Porque los países pobres, siempre en situación dramática, difícilmente se resistirán a la oferta de un préstamo: “son una presa fácil para cualquiera que esté deseando prestar dinero” (Stiglitz). Pero un acreedor responsable nunca debería conceder préstamos demasiado arriesgados. Sin embargo, los bancos occidentales sólo piensan en el negocio que hacen cuando otorgan créditos, al margen de si el país receptor puede devolverlos o no. El exceso de deuda, por tanto, también se debe a la incapacidad de los bancos y gobiernos acreedores para valorar adecuadamente los riesgos que asumen cuando conceden préstamos a un país pobre o emergente. 

Hoy, sin embargo, la responsabilidad de la deuda recae completamente sobre aquéllos que han pedido el dinero y ni siquiera un poco sobre aquéllos que lo han prestado. Normalmente, los países deudores son obligados a devolverla al precio que sea y los países ricos y sus bancos no contribuyen para nada a la solución. Como explica Stiglitz: “Los contribuyentes del país pobre acaban pagando los errores de los prestamistas (los bancos) del país rico.”