_05 ADIÓS A LOS PARAÍSOS FISCALES 

Hacer desaparecer los paraísos fiscales no es técnicamente muy complicado. Habría que acabar con el secreto bancario: todos los Estados del mundo tendrían que garantizar el intercambio completo y automático de información financiera y tributaria entre sus autoridades fiscales y judiciales. Información como los beneficiarios económicos de toda cuenta bancara o de inversión, o las cuentas verificadas de todas las entidades económicas significativas, indicando el volumen de negocio y los impuestos pagados en cada jurisdicción fiscal.

Si los Estados que hoy son paraísos fiscales se resisten a renunciar al secreto bancario, el resto de países del mundo tendrían que aplicarles sanciones. De entrada, tendrían que prohibir completamente cualquier actividad financiera de sus empresas o de sus ciudadanos con los bancos establecidos allí.

Además, también es necesario poner freno a la competencia fiscal desleal, aplicando en todo el mundo el “principio de residencia” para las obligaciones fiscales de las empresas y de las personas, o armonizando a escala global la fiscalidad de los capitales de alta movilidad, tanto de las grandes corporaciones como de las grandes fortunas.