_01 EL COMERCIO ES BUENO PARA TODOS...

Que un país pueda exportar aquellos productos que fabrica o que cultiva con más eficiencia que el resto de países –y pueda hacerlo sin obstáculos de ningún tipo– puede contribuir mucho a su crecimiento económico.

Muchos economistas defienden el libre comercio como una fuente de prosperidad para el conjunto del planeta. En teoría, todos los países –ricos, pobres y emergentes– se podrían beneficiar simultáneamente. El comercio mundial podría ser una fuente de desarrollo económico y social para los países en desarrollo... ¡si fuese realmente libre! O, mejor dicho, si estuviese regido por unas reglas justas.


... SI TODOS PUEDEN COMERCIAR

La historia de la liberalización comercial nos indica que las reglas del comercio mundial no son nada justas. En los últimos treinta años, los acuerdos para promover el libre comercio han servido para que los países pobres y emergentes abran sus mercados a los productos que fabrican los países ricos. Pero éstos han seguido cerrados a gran parte de los productos de los países pobres y emergentes.

Como los países ricos son más competitivos en la industria, en las últimas décadas el mundo ha reducido intensamente las barreras al comercio de los productos industriales. Como los países pobres y emergentes son más competitivos en la agricultura, en los últimos años se han mantenido –o incluso incrementado– las barreras de los países ricos al comercio agrícola. Los países ricos predican el libre comercio... pero sólo lo practican cuando les beneficia. Cuando les podría perjudicar practican el proteccionismo comercial más o menos encubierto.